La gestión de una sociedad participativa, democrática y cercana a la ciudadanía ha de ser una gestión abierta, en la que el funcionamiento y los procesos internos sean accesibles, visibles y modificables por la comunidad a la que sirve. Los sistemas informáticos son una parte primordial de esta gestión a todos los niveles. La gestión de una sociedad participativa, democrática y cercana a la ciudadanía ha de ser una gestión abierta, en la que el funcionamiento y los procesos internos sean accesibles, visibles y modificables por la comunidad a la que sirve. Los sistemas informáticos son una parte primordial de esta gestión a todos los niveles. En la era virtual la administración ha dado el salto hacia el uso generalizado de programas informáticos que gestionan todas sus áreas. Como ella, empresas, organizaciones y particulares hacen uso de herramientas en sus ordenadores desde las que se gestionan todo tipo de datos e informaciones sensibles. Observamos, sin embargo, que en la actualidad la apuesta por el denominado software libre – cuyo código fuente es revisable, reproducible y modificable – y por formatos abiertos –que se ajustan a estándares y especificaciones públicas– ha sido dejada de lado en pro de políticas que priorizan el software privativo y los formatos propietarios, a pesar de las claras ventajas del modelo libre: Mayor seguridad y transparencia El software libre, al poder ser revisado y mejorado por cualquier persona, proporciona un mayor nivel de seguridad con respecto al software privativo. Siempre se puede comprobar que un programa de código abierto hace lo que se supone que tiene que hacer, y si no es así siempre es posible corregirlo sin tener que esperar a que un propietario concreto decida hacerlo. La transparencia aportada por el software libre es importante para que la sociedad tenga pleno control sobre las herramientas que se utilizan en su gestión y pueda conocer cómo funcionan. La privacidad a buen recaudo El software libre permite controlar de manera mucho más segura todos los datos que almacenamos en nuestros equipos informáticos. El software privativo peca tanto de menor seguridad, es decir, de una mayor probabilidad de que los datos personales se vean comprometidos, como de opacidad, es decir, no podemos saber exactamente cómo se tratan estos datos y qué se hace con ellos. Un bajo precio a pagar El software libre es mucho más barato que el software privativo, pues se puede obtener, adaptar y redistribuir de manera gratuita. No tiene ningún sentido seguir invirtiendo en sistemas propietarios que, además de no poder controlar, suelen tener una calidad deficiente y un alto coste. Libertad para elegir El software libre dota a quién lo usa de la libertad de elegir la alternativa que mejor se adapta a sus necesidades, así como de escoger quién y cómo se va a gestionar y mantener esa alternativa. A diferencia del software privativo, no se depende de un proveedor concreto, ni se está atado a él. Adaptado a las necesidades El software libre permite la [re]utilización de equipos informáticos antiguos. No requiere la renovación constante de los componentes ni los deja obsoletos y sin cobertura tan rápidamente como ocurre con el software privativo, por el mero hecho de que la rentabilidad no reside en la publicación constante de nuevas productos que reemplacen a los anteriores. Esto es imprescindible para que una sociedad orientada a la desaceleración (económica, productiva) y a la sostenibilidad pueda aprovechar lo que tiene y sacarle el máximo partido. Por todo ello, desde X Tegueste apostamos por el software libre como la opción más segura, barata, ecológica y en definitiva, más sensata. J V |
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